lunes, 20 de junio de 2016

Los derechos humanos y la dinámica revolucionaria.

Cardenal Muller
Los derechos humanos llena la boca de los ideólogos, pero como diría el Cardenal Muller los derechos del hombre, cuando se basan en un gesto de una ideología política, están limitados temporalmente, porque pueden ser interpretados y legislados a cada momento por aquellos que ostentan el poder. Por el contrario, una vinculación firme con Dios los libera de la arbitrariedad y voluntad del hombre. Solamente allí donde se apela a una instancia más elevada ya no oprime más el hombre al propio hombre, ni se le encierra en la jaula de oro de un “paraíso en la Tierra”, que ha demostrado ser más bien, de acuerdo a las experiencias y acontecimientos históricos, un “infierno en la Tierra”. Dios es el principio de la dignidad del hombre y el garante de su libertad en la elección del Bien y la negación del Mal.

Revolución Francesa
Los derechos humanos no empiezan con la Revolución Francesa,manifiesta Margaret Thatcher, proceden de la mezcla del judaísmo y del cristianismo.En 1.688 tuvieron los ingleses su revolución pacífica, cuando el Parlamento impuso su voluntad al Rey. No fue la misma clase de Revolución que la francesa. “Libertad, igualdad, fraternidad”,olvidando mencionar los deberes y las obligaciones. Y además, por supuesto, la fraternidad brilló por su ausencia durante largo tiempo.

Revolución Bolchevique
La Revolución Francesa fue un intento utópico de derrocar un orden tradicional, sigue diciendo la exprimer ministra, que tenía desde luego muchas imperfecciones,en nombre de ideas abstractas formuladas por intelectuales vanos, que cometió el error, no por azar sino por debilidad y maldad, de incurrir en purgas, asesinatos masivos y guerra. Fue de muchas maneras un anticipo de la aún más terrible Revolución Bolchevique de 1.917.

Gueniffey manifiesta que el Terror es el producto de la dinámica revolucionaria, y quizá de toda dinámica revolucionaria. En eso, es propia de la naturaleza misma de la Revolución, de toda revolución.

Londres S XIX.
La ruptura liberal respecto a la fe comenzó obviamente en la Ilustración, dice el profesorTony Judt, donde la fe como parte integrante del marco para pensar en los derechos humanos sencillamente desaparece. Pero hay una segunda etapa, que reviste gran importancia en Francia e Inglaterra: el colapso de la creencia religiosa como tal que se produce en el tercer cuarto del siglo XIX. Los nuevos liberales, nacidos en este ambiente, reconocían que el suyo era un mundo sin fe, un mundo carente de base. Y por eso intentaron fundamentarlo en nuevas formas de pensamiento filosófico. Nietzsche se refiere a ello cuando escribe que los hombres necesitan unos fundamentos realistas para la acción moral, y sin embargo no pueden tenerlos porque son incapaces de ponerse de acuerdo sobre cuáles serían esos fundamentos. No cuentan con una base para esos cimientos,al haber muerto Dios, y sin ellos no pueden fundamentar ninguna acción.

Nietzsche
Algunas personas hablan de su nacimiento como seres políticos o pensantes como alumbrados por la clara luminiscencia de lo que Nietzsche habría denominado la muerte de Dios. No es solo que no creyeran; la cuestión de la fe ya no es lo más importante para ellos. Ya sean judíos postliberados o anticlericales católicos franceses o protestantes socialdemócratas no practicantes del norte de Europa, se han despegado de los términos más antiguos, puramente morales, en los que se había criticado la injusticia social manifiesta el profesor Judt.


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