martes, 28 de junio de 2016

El miedo está resurgiendo como un ingrediente activo de la vida política en las democracias occidentales.

Miedo.
El miedo está resurgiendo como un ingrediente activo de la vida política en las democracias occidentales. El miedo al terrorismo, por supuesto, pero también, y quizá de forma más insidiosa, el miedo a la incontrolable velocidad del cambio, a perder el empleo, a quedar atrás en una distribución de recursos cada vez más desigual, a perder el control de las circunstancias y rutinas de la vida diaria. Y, quizá sobre todo, miedo no sólo a que ya no podamos definir nuestras vidas, sino también a que quienes tienen la autoridad hayan perdido el control en favor de fuerzas que están más allá de su alcance. 

Miedo al terrorismo.
Pocos gobiernos democráticos pueden resistir la tentación de sacar provecho político de esta sensación. Algunos ya lo han hecho, por lo que no nos debería sorprender asistir a una revitalización de grupos de presión, partidos políticos y programas basados en el miedo: miedo a los extranjeros, miedo al cambio, miedo a las fronteras abiertas y a las comunicaciones libres, miedo a la expresión
Partidos políticos y programas basados en el miedo
de opiniones incómodas. En los últimos años, estas personas y estos partidos han progresado en una serie de países impecablemente democráticos Bélgica, Suiza e Israel, así como en repúblicas más vulnerables como Rusia, Polonia y Venezuela,y el desafío que presentan ha tentado a los principales partidos en Estados Unidos, Dinamarca, Holanda, Francia y el Reino Unido a adoptar una línea más dura con los visitantes, los “extraños”, los inmigrantes ilegales y las minorías culturales o religiosas.
 

La política de la inseguridad es contagiosa.
En el futuro podemos esperar más desarrollos en esta línea probablemente dirigidos a restringir el flujo de bienes e ideas, así como de personas, “que representen una amenaza”. La política de la inseguridad es contagiosa.

El miedo en las democracias occidentales.

La política de la inseguridad. 

Sacar provecho político del miedo.

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