martes, 5 de abril de 2016

Uno de los fines fundamentales del trabajo es aquel que consiente la vida y la manutención de la familia.


Uno de los temas que mas se ha criticado de la política laboral del Partido Popular es que familias de trabajadores, algunas a pesar de ingresar dos sueldos en sus hogares, no tienen suficientes recursos económicos para llegar a fin de mes.

También están los salarios de la gente joven que se incorpora al mundo del trabajo. Hay casos en que no se paga ni el abono de transporte para llegar a su centro de trabajo y la empresa ni siquiera les garantiza un futuro.

Los “pobres” se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo,es decir por la plaga del desempleo, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia.

Existe la obligación moral de unir la laboriosidad como virtud con el orden social del trabajo, que permitirá al hombre “hacerse más hombre” en el trabajo, y no degradarse a causa del trabajo, perjudicando no sólo sus fuerzas físicas (lo cual, al menos hasta un cierto punto, es inevitable), sino, sobre todo, menoscabando su propia dignidad y subjetividad.

La dimensión objetiva del trabajo no debe prevalecer sobre la dimensión subjetiva, quitando al hombre o disminuyendo su dignidad y sus derechos. (Laborem exercens del Papa Juan Pablo II)


Uno de los fines fundamentales del trabajo es aquel que consiente la vida y la manutención de la familia. 

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