jueves, 7 de abril de 2016

Si eras alemán con recursos te liberabas de ser condenado por haber sido nazi.

Colonia 1.947
En la Alemania de 1.947, un cartón de cigarrillos americanos, que valía cincuenta centavos en las bases estadounidenses, costaba 1.800 marcos en el mercado negro, o 180 dólares al cambio oficial. Por cuatro cartones de tabaco, a este cambio, se podía contratar una orquesta alemana para amenizar la velada. Por veinticuatro cartones se podía comprar un Mercedes-Benz de 1.939. Los precios más altos del mercado se pagaban por unos certificados a los que se llamaba «Penicilina» o «Persilscheine» (lava más blanco), que liberaban a su portador de cualquier conexión con los nazis.
Persilscheine.
Herbert von Karajan como Elisabeth Schwarzkopf fueron declarados inocentes por las comisiones aliadas, a pesar de sus turbios expedientes.

Von Karajan
En el caso de Von Karajan, casi nadie lo puso en cuestión. Había sido miembro del partido desde 1.933, y jamás dudó en comenzar sus conciertos con el «Horst Wessel Lied», pieza favorita de los nazis. Sus enemigos se referían a él como “Coronel de las SS Von Karajan”. Pero a pesar de haber sido partidario del régimen nazi, pronto sería reintegrado a su lugar como indiscutible rey de la Filarmónica de Berlín, la orquesta que en los años de posguerra fue utilizada como baluarte simbólico contra el totalitarismo soviético.


Elisabeth Schwarzkopf
Elisabeth Schwarzkopf había dado conciertos para las Waffen SS, en el frente oriental, había sido protagonista de películas de propaganda de Goebbels, y había sido incluida por él en una lista de artistas “bendecidos por Dios”. Su número de carné del Partido Nacional Socialista era el 7548960. Schwarzkopf fue absuelta por la Comisión de Control Aliada y su carrera experimentó un considerable impulso. Luego sería nombrada Dama del Imperio Británico.

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