viernes, 29 de abril de 2016

Hay un placer en la amargura, un placer enfermo.

Raíces de amargura.

A veces te puede costar entender qué te ha sucedido, cuenta el Papa Francisco, a veces puedes ser desconfiado, creer que no puedes volver a levantarte. O bien prefieres tus heridas y haces como los perros: las lames con la lengua, te lames las heridas. Ésta es una enfermedad narcisista que lleva a la amargura. Hay un placer en la amargura, un placer enfermo.

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