jueves, 9 de noviembre de 2017

Separen a sus enemigos, satisfagan temporalmente sus exigencias y después los puede derrotar uno a uno, sin dejar que se vuelvan a unir.

Hitler - Stalin
En el tiempo en que Hitler era el enemigo la Unión Soviética se componía de once repúblicas, cada una con su bandera y su escudo. En agosto de 1939 se firmó con Alemania el Pacto de no Agresión y un mes más tarde se le añadió el Acuerdo de Amistad y de Fronteras. En 1940 haberse compinchado con Hitler permitió a Stalin anexionar cinco repúblicas nuevas a la Unión Soviética: la Carelo-Finesa, la Estonia, la Letona, la Lituana y la Moldava, escribe el historiador Víctor Suvórov.


En vísperas de la guerra el periódico principal de los comunistas, el Pravda, en ningún momento llamó al pueblo soviético a reforzar la defensa. El tono del rotativo era otro; “pronto el mundo entero será nuestro. Grande es nuestro país: la tierra tiene que girar durante nueve horas para que nuestro país soviético entre en el nuevo año de sus victorias. Llegará el momento en que tendrá que girar un día entero, en lugar de nueve horas. Y quién sabe dónde vamos a celebrar el año nuevo dentro de cinco o diez años, en qué huso horario, en qué nuevo meridiano soviético” (Pravda, 1 de enero de 1941). La hora de la liberación de Europa se acercaba y el diario Pravda lo recogía con una sinceridad cada vez mayor. “Separen a sus enemigos, satisfagan temporalmente sus exigencias y después los puede derrotar uno a uno, sin dejar que se vuelvan a unir” (Pravda, 4 de marzo de 1941).


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