lunes, 20 de noviembre de 2017

El muro Estados Unidos-Méjico es el resultado de la tensión entre las necesidades del capital estadounidense y la oposición popular a la migración.



Cuenta la profesora Wendy Brown que a medida que el neoliberalismo rebajaba las protecciones de los productores estadounidenses y favorecía la producción global de bienes y servicios baratos, los empresarios de Estados Unidos (en especial en el ámbito de la agricultura y la construcción) confiaban cada vez más en el trabajo inmigrante sin
documentación. Por ello, el proyecto del muro fronterizo Estados Unidos-Méjico es el resultado de la tensión entre las necesidades del capital estadounidense y la oposición popular a la migración incitada por aquellas necesidades, en especial por su efecto sobre los salarios y el empleo.

Heidegger 
Los muros generan lo que Heidegger denominó una “imagen tranquilizadora del mundo” en una época en la que faltan cada vez más los horizontes, la contención y la seguridad que los humanos han exigido históricamente para su integración social y psíquica y para su pertenencia política. En realidad ninguno funciona en el sentido de que resuelva o bien reduzca sustancialmente los conflictos, las hostilidades o el tráfico a los que oficialmente se destina; cada uno ha sido construido como provisional, pero adopta una forma permanente; y todos ellos son sumamente caros, pero sorprendentemente populares. La proliferación mundial de los muros los legitima cada vez más, incluso en las democracias occidentales, donde cabría esperar que esta legitimación fuera difícil de conseguir.

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