domingo, 22 de octubre de 2017

Felicidad.


La felicidad que queremos, la felicidad que los griegos llamaban sabiduría, la que es el objetivo de la filosofía, es una felicidad que no se obtiene a golpe de drogas, de mentiras, de ilusiones, de diversión, en el sentido que Pascal da a este término; es una felicidad que se obtiene en una cierta relación con la verdad, una verdadera felicidad o una felicidad verdadera. ¿Qué es la sabiduría? Es la felicidad en la verdad o “el gozo que nace de la verdad”. Esta última expresión es la que utiliza san Agustín para definir la beatitud, la vida verdaderamente feliz, por oposición a nuestras pequeñas felicidades, siempre más o menos artificiales o ilusorias.

Epicuro.
Epicuro, que, para filosofar, nunca se es “demasiado viejo ni demasiado joven”, puesto que nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para “alcanzar la salud del alma”, es decir, para aprender a vivir o para ser feliz. Tenemos un deseo de felicidad. Ésta es la idea de Pascal, todo hombre quiere ser feliz, inclusive el que va a ahorcarse. Se ahorca precisamente para escapar de la desgracia; y escapar de la desgracia es acercarse aún más, al menos tanto como uno puede, a una cierta felicidad, aunque sea negativa o la misma nada. 

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