jueves, 19 de octubre de 2017

Dostoievski.

Dostoievski
En Los hermanos Karamazov, que representa la cara más potente y natural de esa capacidad de Dostoievski, común a la mayoría de los grandes autores, de escribir sin darse cuenta como si cuestionara sus propias creencias, incluso como si se opusiera a ellas, nos expone sus convicciones en forma de conflictos espirituales y enfrentamientos entre personajes vivos. Lo más milagroso de esta gran obra está en cómo es capaz de que el lector se represente mentalmente a tal cantidad de personajes con personalidades tan distintas en todos sus pequeños detalles, colores y profundidad verosímil. Los personajes de otros autores, por ejemplo Dickens, también se nos quedan en la memoria pero por lo general los recordamos como extraños, o simpáticos, o por sus características caricaturescas. La gran fuerza de la
novelística de Dostoievski consiste en que es sobre todo el alma de los personajes lo que se nos queda en la cabeza, lo que se nos graba en el corazón. El hecho de que los tres hermanos Karamazov sean también, con una extraña lógica, hermanos espiritualmente, obliga al lector a que elija entre los personajes, a que se identifique con ellos, a hablar y a discutir sobre ellos. Por eso es por lo que una discusión sobre cualquiera de los hermanos Karamazov se convierte en una discusión sobre la vida.

Anna Grigórievna Dostoyévskaya
Dostoievski murió un año después de la publicación de Los hermanos Karamazov. Años más tarde, en sus memorias, su mujer nos cuenta cuánto se había cansado su marido por aquellos días al subir cuatro tramos de escaleras para participar en una reunión literaria, cómo se había quedado sin aliento y, con toda su inocencia, explica su silencio a lo largo de la reunión afirmando que, por desgracia, era un hombre demasiado orgulloso. A pesar de sus crisis de epilepsia y de su enfermedad del hígado, Dostoievski no renunció hasta sus últimos días a los placeres de tomar té, fumar y escribir novelas hasta el amanecer.

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