viernes, 22 de diciembre de 2023

El fin del crecimiento nos situaría en un juego de suma negativa, porque todos seríamos más pobres

Hans-Jörg Naumer, director global de análisis temático y mercados de capitales de Allianz Global Investors, cuenta en Libre Mercado que “la idea del "decrecimiento" ha cobrado fuerza en Alemania y se empieza a escuchar mucho en otros países, pero su mensaje central esencialmente neomalthusiano que el planeta tiene unos recursos finitos, de modo que, o paramos la actividad económica, o nos extinguimos… Es una filosofía simplista, porque solamente concibe una forma de revertir el aumento de las emisiones de carbono, frenando por completo la producción.Siempre tenemos que intentar vivir de una forma sostenible, es decir, tomando en cuenta cuestiones medioambientales relevantes. Sin embargo, ¿quién se puede permitir algo como el "decrecimiento"? Puede que en algunos países ricos haya una minoría que defiende esto, pero ¿y el resto de la gente, están de acuerdo con que se desplome su nivel de vida? ¿Y qué hay de muchos otros países que ni siquiera son lo suficientemente desarrollados como para que algunos planteen este tipo de absurdos?”

“El fin del crecimiento nos situaría en un juego de suma negativa, porque todos seríamos más pobres. En Occidente vemos que el PIB per cápita de los hogares llega a ser cuatro veces mayor que en los países emergentes y seis veces más altos que en las naciones pobres. En la práctica, un programa de "redistribución" de este corte significa que en Alemania o en España tengamos que vivir con una renta de 10.000 o 15.000 euros al año. Además, este tipo de planteamiento no toma en cuenta la reacción de los productores, que sin duda dejarían de actuar si les van a arrancar el fruto de su trabajo de forma tan pronunciada….En los últimos años hemos vivido un problema importante en lo tocante a la libertad económica. Por ejemplo, si nos referimos a la globalización, que ha hecho mucho para favorecer el libre comercio y los intercambios a nivel mundial, estamos viendo que cada vez se habla más abiertamente de que vamos camino a una cierta "desglobalización". Se habla también de "friendshipping", un término que alude a que deberíamos concentrar nuestros acuerdos y lazos comerciales en bloques de países afines en clave política, social o cultural.En Estados Unidos, por poner un ejemplo concreto, las medidas para lidiar con la inflación o lidiar con las cuestiones climáticas se concentran en un amplio programa de subsidios. Ese no es el camino. Peor aún, en Europa a menudo se responde a ese tipo de agenda con medidas similares, de modo que terminamos con más subsidios allí y también aquí. Todo eso son distorsiones que, en efecto, resultan contraproducentes.” 



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