domingo, 3 de diciembre de 2023

Cartas del diablo a su sobrino de Lewis podría ser catalogada como un exponente moderno de la psicología de la tentación

C.S. Lewis publicó semanalmente en un periódico sus famosas Cartas del diablo a su sobrino durante la Segunda Guerra Mundial. La obra nunca ha dejado de editarse y, ya libre de derechos de autor, se mantiene tan viva y provocativa como entonces. Es un clásico."Esta obra de Lewis podría ser catalogada como un exponente moderno de la psicología de la tentación", escribe el obispo Jose Ignacio Munilla. "Demostró ser un verdadero conocedor del espíritu humano, al tiempo que un cristiano experimentado en hacer frente a las tentaciones del maligno”. "En estas cartas encontramos un recurso muy valioso para desenmascarar las estrategias de engaño del diablo; alguien dijo que una tentación desenmascarada es una tentación medio vencida", escribe Munilla. El hilo conductor de las cartas es un diablo veterano llamado Escrutopo que escribe cartas a su sobrino, diablo novato, explicándole cómo debe tentar a su paciente, el humano que se le ha encomendado hundir en el pecado.

C.S. Lewis


El diablo Escrutopo ya señala la eficacia de las técnicas que hoy llamamos posmodernidad:"tu hombre se ha acostumbrado desde que era un muchacho a tener dentro de su cabeza, bailoteando juntas, una docena de filosofías incompatibles; ya no piensa si las doctrinas son ciertas o falsas, sino académicas o prácticas, superadas o actuales, convencionales o implacables. La jerga, no la argumentación, es el mejor aliado en la labor de mantenerle apartado de la iglesia".La tarea del diablo, insiste el veterano tentador, es complicar las cosas, evitar lo concreto, hacer que todo sea evanescente y teórico, sueños, planes, recuerdos tergiversados y fantasías, y mantener al hombre lejos del bien concreto del día a día. En la carta XXII, conocemos que el humano en cuestión se enamora de una chica cristiana de verdad. "Vaya cristiana", escribe el diablo muy molesto; "una señorita vil, escurridiza, boba, recatada, lacónica, ratonil, acuosa, insignificante, virginal, prosaica”. Peor aún, "parece una mosquita muerta y sin embargo tiene ingenio satírico. El tipo de criatura que me encontraría divertido ¡a mí!", se indigna. A continuación, el demonio enumera enfadado un montón de cosas buenas y agradables que Dios ha creado y que no son pecado en sí, “dormir, lavarse, comer, beber, hacer el amor, jugar, rezar, trabajar... todo ha de ser retorcido para que nos sirva de algo a nosotros, los demonios”. Munilla comenta: "todas las cosas naturales de la vida, bien hechas, conllevan placer; Dios les ha concedido un placer, y el demonio no tiene otra estrategia que intentar retorcerlo, para llevarlo a su terreno”.

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