lunes, 27 de junio de 2022

Franco fue un gran táctico

Cuenta el profesor Javier Tusell que las capacidades efectivas de Francisco Franco Bahamonde​​ estaban mucho más en ser un hábil táctico para los combates mínimos de guerrilla contra los indígenas en Africa, o en actuar con prudencia, orden y sentido de la medida en lo que respecta a sus fuerzas. Esas mismas virtudes, y no otras, fueron las que mostró durante la Guerra Civil, en la que supo mantener una retaguardia segura y actuar a la defensiva en buena parte de los frentes al mismo tiempo que se dotaba de una masa de maniobra con la que emprender la ofensiva en el punto oportuno. Sus aliados siempre le reprocharon exceso de lentitud y de prudencia.

Mariano Rubio

Lo decisivo en Franco era el nacional militarismo, el nacional catolicismo y el nacional-patriotismo aderezados con la obsesión antimasónica. Pero todo ello no era un cuerpo doctrinal sino, a lo sumo, unos sentimientos, si bien elementales, fijos e inmutables. Un ministro suyo, Navarro Rubio, escribió luego que fue “un doctrinario corto, pero firme. Sus ideas eran pocas, elementales, claras y fecundas”. Franco fue un gran táctico, con todas las capacidades y limitaciones que esta palabra entraña. Girón las resumió diciendo que a Franco lo que le caracterizaba era “el paso de buey, la vista de halcón, el diente de lobo y el hacerse el bobo”.

Nunca se le podrá achacar la crueldad o la corrupción de otros grandes dictadores, dice Tusell. En su ancianidad, la actitud de Roma y de la Iglesia española respecto de su régimen originó un derrumbamiento de parte de sus convicciones más íntimas y fundamentales, no porque dejara de ser católico sino porque sintió que le fallaba uno de sus soportes básicos. Sólo entonces,por vez primera en su vida,se sintió verdaderamente desorientado.

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