jueves, 8 de octubre de 2020

Feminismo radical

Escribía Chesterton que el feminismo está mezclado con la idea absurda de que la mujer es libre si sirve a su jefe y esclava si ayuda a su marido.


Según las palabras de Dale O´Leary debido a que esa revolucionaria ideología no logró la adhesión popular, las feministas radicales empezaron a poner sus miras en instituciones tales como las universidades, los organismos estatales y las Naciones Unidas. Así empezó la larga marcha a través de las diversas instituciones. En las Naciones Unidas encontraron poca oposición. Los burócratas que llevan la gestión diaria suelen tener simpatía por los objetivos feministas cuando no son activistas directos. Ni qué decir tiene que las organizaciones feministas radicales han logrado imponer su programa con gran eficacia en la Sede de las Naciones Unidas de Nueva York y en diversas conferencias de las Naciones Unidas en todo el mundo. Por ejemplo, las feministas radicales controlaron la Conferencia de la Mujer de las Naciones Unidas celebrada en Beijing en 1995. A la toma de los organismos internacionales y órganos decisorios se une la infiltración en universidades y «colleges» femeninos, donde se empiezan a impartir cursos de redefinición del género, donde se hacen obligatorios en los programas de estudios femeninos diversos textos basados en la ideología de género y de donde surgen activistas del género que van a aportar nuevas visiones cada vez más radicales de la ideología de género.



Para la política española Alicia Rubio los Women´s Studies son focos de investigación y debate académico, de producción intelectual y difusión de gran alcance. A ellos seguirán después los Men’s Studies, los Gender Studies y más adelante, en la última década, los Gay and Lesbian Studies. Con ellos se pretende cambiar los esquemas de pensamiento y las actitudes sociales y culturales. Desde ellos se asesora a poderosos lobbies, y numerosas feministas formadas en este entorno entran a trabajar en las agencias y oficinas internacionales de la ONU. Sin embargo, en ambas variantes se detectan dos características que derivan de su base ideológica socialista, la falta de ética en la utilización de los medios para obtener sus fines y el totalitarismo en la imposición de sus postulados.


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