martes, 13 de octubre de 2020

Caída del comunismo


León XIII fue quien predijo la caída del comunismo en su encíclica de 1891. ¿Y qué decir de los tres niños portugueses de Fátima, que, de improviso, en vísperas del estallido de la Revolución de Octubre, oyeron:”Rusia se convertirá” y “Al final, mi Corazón triunfará”? No pudieron ser ellos quienes inventaron tales predicciones. No sabían historia ni geografía, y sabían aún menos de los movimientos sociales y de la evolución de las ideologías. Y, sin embargo, ha sucedido exactamente cuanto habían anunciado. Quizá también por eso el Papa fue llamado de un país lejano, quizá por eso hacía falta que tuviera lugar el atentado en la plaza de San Pedro precisamente el 13 de mayo de 1981, aniversario de la primera aparición de Fátima.



“El comunismo como sistema, en cierto sentido, se ha caído solo. Se ha caído como consecuencia de sus propios errores y abusos. Ha demostrado ser una medicina más dañosa que la enfermedad misma. No ha llevado a cabo una verdadera reforma social, a pesar de haberse convertido para todo el mundo en una poderosa amenaza y en un reto. Pero se ha caído solo, por su propia debilidad interna. La caída del comunismo abre ante nosotros un panorama retrospectivo sobre el típico modo de pensar y de actuar de la civilización moderna, especialmente la europea, que ha dado origen al comunismo. Ésta es una civilización que, junto a indudables logros en muchos campos, ha cometido también una gran cantidad de errores y de abusos contra el hombre, explotándolo de innumerables modos. Una civilización que siempre se reviste de estructuras de fuerza y de prepotencia, sea política sea cultural (especialmente con los medios de comunicación social), para imponer a la humanidad entera tales errores y abusos”, escribe Juan Pablo II.


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