lunes, 21 de septiembre de 2020

La filósofa feminista Simone de Beauvoir



Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Nikita Sergeevic Kruscev y Giancarlo Vigorell

La  filósofa francesa feminista Simone de Beauvoir no considera que nada de lo que biológicamente es propio de la mujer, pueda ser considerado actividad en tanto que proyecto vital. Parece haber misoginia detrás de sus argumentos cuando decreta que “engendrar, amamantar, no constituyen actividades, son funciones naturales; ningún proyecto los afecta; por eso la mujer no encuentra en ello el motivo de una altiva afirmación de su existencia; sufre pasivamente su destino biológico”. Es llamativo que quien nunca engendró ni amamantó efectúe semejante declaración. ¿De dónde saca la filósofa francesa que el hecho de traer una nueva vida al mundo y bregar por su cuidado y desarrollo no está afectado por ningún proyecto? No queda nada claro. Parece ser que su propia biografía afecta sus argumentos. Ella nunca quiso parir hijos y, al contrario, escogió matarlos en su vientre. Es paradójico que para De Beauvoir dar vida no sea un “proyecto”, mientras que matar sí lo sea. Argumenta que “no se debería permitir a ninguna mujer que se quedara en casa para criar a sus hijos. La sociedad tendría que ser completamente distinta. Las mujeres no deberían tener esa opción, precisamente porque si existe tal opción, demasiadas mujeres la van a tomar”.¿Deberían entonces las mujeres tomar las opciones que De Beauvoir?


La estrategia que el feminismo debe elaborar tiene ahora un predominante carácter cultural; la liberación no sólo ha de concretarse con la incorporación de la mujer en el mundo económico del trabajo y la productividad, como pensaban los marxistas ortodoxos siguiendo a Engels, sino también, y tan importante como esto último, con la destrucción de la superestructura, moral, religiosa, ideológica, jurídica, familiar vigente. La conclusión que De Beauvoir ofrece de toda su obra va en este sentido: “No hay que creer que basta con modificar su situación económica para que la mujer se transforme; este factor ha sido y sigue siendo el factor primordial de su evolución, pero en tanto no comporte las consecuencias morales, sociales, culturales, etc. que anuncia y que exige, no podrá aparecer la mujer nueva”.

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