martes, 29 de septiembre de 2020

El ciudadano español sigue pagando decisiones del presidente Rodriguez Zapatero


Rodriguez Zapatero y Nicolas Maduro

El rescate de las Cajas de Ahorros en la época del presidente Rodriguez Zapatero dio lugar a una inmensa cantidad de millones provocando el dicho populista: “hay dinero para rescatar a los bancos, pero no hay dinero para rescatar a los ciudadanos”. Mientras se disponía de recursos prácticamente sin límite para el sistema financiero, al ciudadano se le recortaban servicios públicos, el gran ajuste se hacía en Sanidad y Educación, las obras públicas se ralentizaban o paralizaban y la conservación de las existentes se paralizaba también. Ahora, con la crisis del coronavirus, el ciudadano sigue pagando la decisión política del presidente socialista Rodriguez Zapatero, al encontrarse con una Sanidad sin recursos suficientes.

Cuenta Fernando Onega que en España se conocieron los datos de los salarios, los bonos y las indemnizaciones que recibían los directivos de las entidades que habían causado todos los problemas. Miles de millones de pesetas. Decenas de millones de euros a un solo directivo, con frecuencia el mismo que había provocado el desastre en la entidad. Para no caer en el riesgo de hacer demagogia sin datos, permítanme agregar que los presidentes de las cajas intervenidas percibían una retribución media anual de 1,87 millones de euros, más 1,47 millones de derechos consolidados de pensiones, más 3,68 millones de blindajes. En el caso del director general de Nova Caixa Galicia, le correspondían 18,6 millones de indemnización, en su mayoría por compromiso de pensiones. Esos sueldos, esos bonos y esas indemnizaciones se las concedían los directivos a sí mismos, previo acuerdo de un consejo de administración de amigos, desconocedores del sistema financiero.

Con las famosas tarjetas Black, mientras Caja Madrid pedía dinero a sus clientes para las participaciones preferentes, personas de los equipos directivos y del consejo gastaban alegremente quince millones de euros en la compra de todo aquello que se les antojaba, desde vinos de selección a ropa interior de señora, pasando por viajes y la extracción de efectivo de los cajeros automáticos.


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