viernes, 8 de diciembre de 2017

El sistema parecía inamovible hasta que llegó Amancio Ortega.


Cuenta Davis Martínez en su libro Zara que había dos temporadas, primavera-verano y otoño-invierno, que duraban cuatro meses cada una y que daban lugar, después, a dos meses de rebajas enero-febrero y julio-agosto. Los comerciantes y distribuidores de moda seleccionaban cada surtido de temporada con más de nueve meses de anticipación, cuando los fabricantes exponían en las pasarelas y en los showroom (zonas improvisadas donde se muestra el catálogo de prendas) sus creaciones para la próxima temporada. Ahí tomaban las decisiones sobre la mercancía que iban a exponer a su público nueve meses más tarde; todas las decisiones sobre todas las prendas que aspiraban a vender. Si se acertaba con el surtido se corría el riesgo de dejar la tienda desabastecida a media temporada, precisamente, de lo que mejor se estuviera vendiendo; si uno se equivocaba era aún peor, lo que no se hubiera vendido en la temporada puede que tampoco se vendiera en las rebajas, por mucho descuento que se aplicase; y si no se vendían en las rebajas, era mejor quemar las prendas antes que mandarlas al almacén, donde permanecerían ocho 
meses, para volver a la tienda al comienzo de la temporada siguiente y seguir ocupando un espacio que debería destinarse a la mercancía más actual. El sistema parecía inamovible, los diseñadores tenían que conocer los pedidos para fabricar las mercancías y el negocio latía dos veces al año. En este supuesto, lo mejor que un comerciante podía lograr con la rotación de su inventario, en el caso de que su gestión fuera perfecta, era darle dos vueltas al año, eso suponía acertar el resultado de la previsión de las dos temporadas; algo imposible de lograr, sobre todo, si se trata, adicionalmente, de conseguir las mayores ventas posibles. 



Al principio de temporada tenía un fuerte aliciente visitar las tiendas: ¡ya es primavera en El Corte Inglés!, como rezaban los carteles de rebajas que han atraído siempre a los consumidores en España; pero, una vez vista la tienda, la segunda visita, si se producía, era siempre decepcionante: ¡era la misma tienda! ¡Durante cuatro meses lo mismo!, demasiado aburrido. ¿Cómo salir de la trampa? A nadie se le ocurría nada brillante. ¿A nadie? ¡No!, el señor Amancio Ortega estaba pensando en la solución, afirma el profesor Gustavo Mata Fernández-Balbuena, quien ha analizado el sistema de producción de Zara e Inditex en A Coruña. La solución se hallaba en descubrir los gustos de los clientes de todo el mundo para darles respuesta con las prendas que iban a fabricar en Zara. Por ello, cada día, se rastrean en todo el planeta los ambientes en los que se gestan las nuevas tendencias de la moda, en el barrio más chic de Sidney, en los majestuosos Campos Elíseos de París, en Londres o San Francisco, en las zonas exclusivas y populares de Madrid o Barcelona, en el sitio más in de Tokio, y en cualquier capital de este mundo globalizado donde haya vanguardias marcando tendencias. Cada tienda de la 
competencia,los showroom de los confeccionistas o cada pasarela de moda son observados atentamente. Además, en las tiendas, cada prenda de cada talla y de cada color es controlada individualmente, hay un control unitario de cada prenda, en tiempo real. El éxito de las colecciones reside en la capacidad para reconocer y asimilar los constantes cambios en las tendencias de la moda, diseñando en cada momento nuevos modelos que respondan a los deseos de los clientes. Inditex aprovecha la flexibilidad de su modelo de negocio para adaptarse a los cambios que pueden producirse durante las campañas y, de este modo, reaccionar a ellos con nuevos productos en las tiendas en el período de tiempo más corto posible. Los modelos de cada campaña son desarrollados íntegramente por los equipos de creación de las distintas cadenas.  Los diseñadores toman como principales fuentes de inspiración tanto las tendencias de moda imperantes en el mercado como a los propios clientes, a través de la información que se recibe de las tiendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario