miércoles, 23 de mayo de 2018

No hay más que un modo de gobernar a los hombres y es el de respetar sus costumbres, sus leyes y sus libertades.


Una de las grandes tonterías, mezcla de tontería y vileza, entre las muchas que han ido circulando por ahí estos últimos años es la de creer que pueden inventarse de la noche a la mañana nuevos sistemas de gobernar a los hombres y dirigirles, nuevos sistemas económicos o nuevos sistemas sociales, lo cual es como si se quisiera inventar de repente una nueva flora o una nueva fauna. No hay más que un modo de gobernar a los hombres con éxito, por lo menos desde que existe memoria histórica, es el de respetar sus costumbres, sus leyes y sus libertades.

Sir William Gladstone
Gladstone ante el discurso de un diputado conservador dijo: “Odio cada uno de los conceptos que está usted expresando, pero daría mi vida porque pueda expresarlos usted”. “Si todos los hombres menos uno fueran de la misma opinión y solo uno tuviera la opinión contraria, toda la humanidad no tendría más derecho a hacerle callar del que tendría la persona disidente a hacer callar a la humanidad”. Nadie ha citado más veces esta frase de John Stuart Mill que Churchill.

Hyde Park Corner 
"Un amigo mío americano, llegado recientemente a Inglaterra, paseaba el otro día por Hyde Park, cuenta Augusto Assía, cuando entre el tumulto de los oradores espontáneos salió una voz diciendo: La corrupta y brutal policía metropolitana. Mi amigo detuvo su coche y se puso a escuchar lo que el tribuno tenía que decir contra la policía, pero apenas había pasado un minuto cuando uno de los miembros de la corrupta y brutal policía metropolitana encargados de mantener el orden en Hyde Park Corner acercóse al coche y, con una amable sonrisa, pero sin el menor rictus irónico, rogole: “¿Quiere usted hacer el favor de apagar el motor? El ruido no deja oír bien al público lo que el caballero está diciendo”.

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