lunes, 7 de mayo de 2018

El enorme gasto inflacionista del armamentismo lastra el presupuesto de los estados pobres.

El enorme gasto inflacionista del armamentismo lastra el presupuesto hasta de los estados más ricos; mientras que a los estados pobres se les cierra el camino a la emancipación económica cuando tratan de hacerse fuertes militarmente. Pero los costes humanos de entrar en guerra son aún mayores. Los estados ricos tienen el acuerdo tácito de no hacérsela, y los estados pobres que entran en guerra con esos estados ricos son aplastados y humillados. Los estados pobres que luchan entre sí o se ven arrastrados a una guerra civil destruyen su propio bienestar y hasta las estructuras que les posibilitan recuperarse de la guerra. 

Realmente, la guerra se ha convertido en un azote, como lo fue la enfermedad a lo largo de la historia; y aunque es cierto que la enfermedad no tiene amigos y la guerra sí, actualmente esta requiere una amistad que solo se paga con moneda falsa. 

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