domingo, 20 de mayo de 2018

La religión levanta al hombre, más allá del tiempo y el espacio, de la vejez y la muerte, a las regiones divinas.

Tiziano, "La bacanal de los andrios", Museo del Prado.
El libertinaje comienza a pulular y las perversiones de los instintos naturales se multiplican. Con la libertad de relaciones sexuales que en convivencia con las relaciones conyugales degenera poco a poco en licencia, encuentran terreno favorable a su difusión las enfermedades venéreas. Se discute todavía si la sífilis existió en Europa en todo tiempo o si fue importada después del descubrimiento de América. Lo cierto es que comenzó a extenderse como verdadera epidemia a principios del siglo XVI. En medio de las miserias que esta enfermedad provoca, el juego de amor del romanticismo caballeresco desaparece.

Ludwig von Mises
Existen muchos caminos que conducen al hombre a someterse a su efímero destino, dice el filósofo Ludwig von Mises. Al creyente la religión le proporciona consuelo y alivio, cuando liga su existencia individual al curso infinito de la vida eterna; ella le asigna un lugar seguro en el plan eterno de Aquél que creó y mantiene a los mundos. Así, la religión lo levanta, más allá del tiempo y el espacio, de la vejez y la muerte, a las regiones divinas.

La gran masa de los hombres, tristes y apáticos, se engolfan en la rutina diaria sin pensar en el mañana, y se convierten en esclavos de sus costumbres y sus pasiones, manifiesta Ludwig von Mises.

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