viernes, 27 de abril de 2018

No fue una sorpresa que venciera la contrarrevolución.

Azaña y Negrín 
Ningún aspecto de la conducta de Franco en la guerra fue tan crucial para su victoria como la unidad de mando que él mismo ejerció; el régimen del Frente Popular en ningún momento contó con nada parecido y en un grado semejante, ni siquiera durante el Gobierno de Negrín. Incluso en opinión del propio Negrín, la gran debilidad del Frente Popular no fue tanto su incapacidad militar como la ausencia de unidad, el desánimo y los errores de los dirigentes políticos, tal y como dejó claro en sus comentarios sobre sus conversaciones con George Orwell tras la guerra. “También Orwell inquiría por las causas de nuestra derrota, que yo sostuve y sostengo más se debió a nuestra inconmensurable incompetencia, a nuestra falta de moral, a las intrigas, celos y divisiones que corrompían la retaguardia, y por último a nuestra inmensa cobardía que a
George Orwell 
la carencia de armas. Cuando digo nuestra, naturalmente, no me refiero a los héroes que lucharon hasta la muerte o sobrevivieron a toda suerte de pruebas, ni a la pobre población civil, siempre hambrienta y al borde de la inanición. Me refiero a nosotros, a los dirigentes irresponsables, quienes, incapaces de prevenir una guerra, que no era inevitable, nos rendimos vergonzosamente, cuando aún era posible luchar y vencer. Y conste que no distingo cuando digo nosotros. Como en el pecado original, hay una solidaridad en la responsabilidad, y el único bautismo que puede lavarnos es el reconocimiento de nuestras faltas y errores comunes (carta de Negrín a Herbert L. Matthews).

La desunión y la consabida ineptitud de los dirigentes fueron las principales debilidades de la izquierda, tal y como acabó reconociendo el propio Juan Negrín. Este fue el factor más importante en la derrota de la izquierda.

El cadáver de una monja, sacado por milicianos republicanos de su nicho en un convento de Barcelona.

Dice Stanley Payne que la Guerra Civil española fue también única en su aspecto de guerra de religión, debido al estallido de un violento anticlericalismo y a la vehemente respuesta que este que generó. En cierto sentido se puede afirmar que esto fue casi tan importante como la movilización militar. Por otro lado, no fue una sorpresa que venciera la contrarrevolución, porque eso era lo que había ocurrido, en general, en todos los países europeos. La contrarrevolución había triunfado en Finlandia, en los estados bálticos, en Alemania, en Italia y en Hungría, y más adelante triunfaría también en Grecia. Las excepciones fueron Rusia y, más tarde, Yugoslavia.

Polykarpov
Cuando se cumplía ya la última fase de la guerra, los mejores tanques de Franco eran los cerca de 80 vehículos soviéticos que habían capturado a los republicanos y que entraron a formar parte de dos unidades de tanques del Ejército Nacional. Este es solo uno de los muchos ejemplos, dice Payne, en los que se observa cómo los nacionales utilizaron en gran medida el armamento que arrebataban a los republicanos, lo que constituyó un aspecto importante para la superioridad armamentística de los rebeldes a lo largo de 1938. Los cazas Polykarpov, fabricados en la zona republicana, de los que se apoderó Franco al final de la guerra estarían volando con la fuerza aérea española durante casi quince años 

No hay comentarios:

Publicar un comentario