jueves, 5 de abril de 2018

La política formulada en un marco religioso ha regresado con una fuerza impresionante.

Irán.
Hasta principios de la década de 1970, más allá de una forma de ortodoxia muy estricta, no se revivió una justificación teológica favorable a matar por apostasía a cualquiera; lo hizo, en Egipto, una secesión extremista de los Hermanos Musulmanes. La fatua que autorizaba el asesinato de inocentes llegó en 1992, desde el seno de Al-Qaeda. La revolución iraní de 1979 no introdujo un sistema de gobierno islámico tradicional, sino una versión teocrática del moderno Estado territorial. Ahora bien, la política formulada en un marco religioso ha regresado con una fuerza impresionante, de Mauritania a la India. El gobierno de Turquía, bajo los auspicios de un
Turquía.
partido de masas de corte islámico, se ha alejado visiblemente del régimen de militancia laica. La fundación de un poderoso partido hinduista en 1980 es la huella de un movimiento que ansía reducir la multiplicidad del hinduismo a una ortodoxia única, exclusiva e intolerante. En la política global de la actualidad, nadie debería subestimar esta tendencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario