lunes, 5 de febrero de 2018

Usura.

El Papa Francisco denuncia la usura.
El Papa avisó a los poderes económicos y financieros que “la usura es un pecado grave” porque “mata la vida, pisotea la dignidad de las personas, es vehículo de corrupción e impide el bien común”.

“En la base de la crisis económica y financiera hay siempre una concepción de vida que pone en primer lugar el beneficio y no la persona. La dignidad humana, la ética, la solidaridad y el bien común deberían situarse siempre en el centro de las políticas económicas emprendidas por las instituciones públicas”.

“La usura humilla y mata, insistió el Papa. La usura es un mal antiguo que, lamentablemente, todavía actúa, como una serpiente, estrangulando a sus víctimas. Es necesario prevenirla, sustrayendo a las personas de la patología de la deuda adquirida para la subsistencia o para salvar una empresa”.

El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia dedica a la usura lo siguiente: Si en la actividad económica y financiera la búsqueda de un justo beneficio es aceptable, el recurso a la usura está moralmente condenado. Los traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable. Esta condena se extiende también a las relaciones económicas internacionales, especialmente en lo que se refiere a la situación de los países menos desarrollados, a los que no se pueden aplicar sistemas financieros abusivos, si no usurarios.

El Magisterio reciente ha usado palabras fuertes y claras a propósito de esta práctica todavía dramáticamente difundida: La usura, delito que también en nuestros días es una infame realidad, capaz de estrangular la vida de muchas personas.

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