sábado, 17 de junio de 2017

Los sauditas quieren asumir el liderazgo de Oriente Medio.

La decisión de aislar a Qatar a nivel diplomático, con la acusación de sostener, financiar y abrazar el terrorismo islámico; el acuerdo por un valor de aproximadamente 400 millardos de dólares estipulado recientemente entre el presidente de los EEUU Donald Trump y el rey saudita Salman, orientado a la adquisición de equipamiento militar estadounidense de alto potencial tecnológico; la demonización del Irán chiita, considerado como único artífice y responsable del terrorismo de matriz islámica en el Oriente Medio y en Occidente, da lugar a la voluntad de los sauditas de asumir el liderazgo político, económico y militar del Oriente Medio, marginando tanto a aquellos países sunitas como Qatar como a las mismas poblaciones chiitas residentes en los países sunitas, que de esta manera, ven en Irán un punto de referencia en lo que respecta a su identidad religiosa, y de tutela política central.

Bandera de Arabia Saudí
Los cargos de acusación que se le imputan al emir del Qatar, como el apoyo brindado a movimientos políticos fundamentalistas como la Hermandad Musulmana y Hamas, incluso a través de la poderosa red televisiva al-Jazeera, no pueden hacer olvidar las peligrosas connivencias que la ideología wahabita de Arabia Saudita y sus aliados sunitas mantienen con los movimientos terroristas islámicos del EI y de al Qaeda.



La administración Trump hoy ha optado claramente por la vía de un pragmático apoyo a Arabia Saudita. El profesor Luca Galantini dice que este apoyo a Arabia Saudita se puede deber, entre otras causas, a  una disponibilidad de infinitos recursos financieros, que pueden forjar ventajosos contratos para las empresas de armamento y para las petroleras estadounidenses, garantizando inversiones a la Casa Blanca y la creación de puestos de trabajo en los Estados Unidos.  

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