viernes, 30 de junio de 2017

Los intelectuales, los economistas y los sociólogos.

Sándor Márai
Decían que el odio, al igual que el deseo del adicto al opio, ni desaparece ni puede satisfacerse. Cuenta Sándor Márai en su libro ¡Tierra, tierra! que los intelectuales odiaban a los economistas y los sociólogos, esos pensadores con gafas de montura de concha que veían a los seres y los productos humanos como pura materia prima estadística, porque no creían en los seres humanos ni en la vida, sino en sus propios métodos y en los resultados financieros.

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