jueves, 19 de enero de 2017

Roy Campbell nunca se consideró fascista.

Roy Campbell nunca se consideró fascista, y su decisión de luchar del lado de los nacionales de Franco cuando estalló la Guerra Civil en 1936 se basó en el deseo de defender la cultura católica tradicional del ateísmo destructivo de los comunistas. Vivía en España cuando empezaron las hostilidades, pues se había convertido al catolicismo junto con su esposa el año anterior, y fue arrastrado a la vorágine. Considerando que tenía el deber de luchar por la cultura y las tradiciones que había descubierto y adoptado poco tiempo atrás, Campbell creyó que su papel en el conflicto era defender honestamente el hogar, cuenta el profesor Joseph Pearce.

Catedral de Barcelona.
Los católicos de todo el mundo estaban horrorizados por las noticias de atrocidades cometidas contra los sacerdotes y las monjas por los comunistas y anarquistas en España. Antes de que terminara la guerra, doce obispos, 4.184 curas y 2.365 monjes y unas 300 monjas habían sido asesinados. Las iglesias ardían y George Orwell decía de Barcelona que “casi todas las iglesias habían sido saqueadas y sus imágenes quemadas”. A los curas les cortaban las orejas, a los monjes les perforaban el tímpano con el rosario, y a la madre de dos sacerdotes jesuitas le metieron un rosario por la garganta. A pesar de todas las faltas de Franco, muchos consideraban cualquier cosa preferible al brutal ateísmo anticatólico de sus adversarios.
Evelyn Waugh
Evelyn Waugh había hablado por muchos católicos cuando, en 1937, respondió a un cuestionario enviado a los escritores de las Islas Británicas en el que se les preguntaba su actitud hacia la guerra de España: “Si fuera español lucharía del lado del general Franco. Como inglés, no estoy obligado a elegir entre dos males”. Otros escritores católicos entre los cuales se contaban Arnold Lunn, Alfred Noyes, Ronald Knox, Christopher Collins y Christopher Dawson, expresaron opiniones similares.

Campbell en Toledo 1936
La única diferencia entre la posición de Campbell y la de sus pares literarios es que casualmente estaba viviendo en España y por tanto se había visto envuelto en la triste realidad. Su amigo, el prior carmelita de Toledo, había sido asesinado junto con muchos otros monjes que tenía a su cargo a pesar de los esfuerzos de Campbell por esconderlos en su casa. Habiendo sido testigo de los horrores de primera mano, no debe sorprendernos que Campbell fuera algo clamoroso en sus ataques al comunismo. No obstante, también se oponía al nazismo,dice Pearce.
Laurie Lee, Mary Garman y Roy Campbell en Toledo, en agosto de 1935.
Antes de que estallara la guerra de España, Campbell había conocido a otros extranjeros que vivían en los alrededores de Altea. Entre ellos había dos noruegos, Helge Krog y Erling Winsness: "Helge era comunista y Erling era nazi,comentó Campbell, pero a ambos los unía firmemente su odio por Cristo y el cristianismo”. “El mismo Hitler había dicho, ya entonces, que los protestantes eran mucho más fáciles de esclavizar y embaucar que los católicos”.

Militares británicos descansan antes de entrar en la batalla de Mons, en la cual fue capturado Campbell
En la II Guerra Mundial, Campbell participó contra el ejército nazi al servicio de Inglaterra. Más tarde se estableció en Portugal. En 1957, al regresar de la Semana Santa que había disfrutado en Toledo y en Sevilla, reventó la rueda delantera del Fiat 600 que conducía su mujer Mary Garman, la cual no pudo controlar el coche que se estrelló contra un árbol falleciendo Roy Campbell en el acto.

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