lunes, 23 de enero de 2017

Ninguna condena puede ser peor que la de estar limitado a saber solamente lo que uno ya sabe.

Dice el Talmud: Tenemos dos oídos y una sola boca para recordar que debemos escuchar el doble y hablar la mitad.
Aprender

Aprender siempre es un acto humilde. Anclados en nuestra soberbia, nada puede sernos explicado. El que no se anima a bajar del pedestal de creer que lo sabe todo nada puede aprender de los demás, de esos que desprecia sin escuchar porque supone o, peor aún, decide que nada pueden enseñarle. Ninguna condena puede ser peor que la de estar limitado a saber solamente lo que uno ya sabe. Y esa cárcel es la de los soberbios. La vida es, por supuesto, la exploración de cosas nuevas y su sentido es, para todos, el de crecer. 
Una de las distorsiones que supimos crear, incorporar y transmitir es la de creer que el crecimiento y el desarrollo pasan por la cantidad de posesiones y por el tamaño de la caja fuerte donde se guarde el dinero.

El que no se anima a bajar del pedestal de creer que lo sabe todo nada puede aprender de los demás

La vida es, por supuesto, la exploración de cosas nuevas y su sentido es, para todos, el de crecer. 

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