viernes, 4 de marzo de 2016

Los sentimientos de Israel.

Muchas veces se analiza el conflicto palestino sin entender los sentimientos de Israel. Todo comienza con una larga tradición que regula la liturgia de la Pascua judía.

Empieza por el seder, una cena familiar donde cada manjar posee una significación simbólica. En medio de la mesa, suntuosamente adornada, destaca «la fuente del seder». En cada uno de sus tres compartimientos hay una torta de pan ácimo, ese pan sin levadura, llamado matsoth, que evoca la miseria de la servidumbre, pero también la marcha precipitada de Egipto hacia la libertad. Coronando el conjunto se alinean pequeños recipientes que contienen hierbas amargas, en memoria de las lágrimas de sufrimiento, y una mezcla de manzanas picadas, almendras y canela, bañado todo ello con vino tinto, en recuerdo del mortero y la argamasa de los ladrillos exigidos por el Faraón. Un hueso de carne, asado a la brasa, simboliza, finalmente, el antiguo cordero pascual, mientras que un huevo cocido en la ceniza representa, para unos, los sacrificios de la fiesta, y para otros, la destrucción del Templo. Las copas de vino señalan el lugar de los convidados, que deben vaciarlas cuatro veces durante la velada, acompañando los salmos y los cánticos. Tras la segunda copa, el varón más joven plantea al más viejo cuatro preguntas inmutables. Y desde la destrucción del Templo por Tito, hace casi dos mil años, todo un pueblo disperso vacía la cuarta copa con el deseo de: “¡El próximo año, en Jerusalén!”.

Cuentan que un día le dijeron a la primera ministra Golda Meir que su hija se encontraba en uno de los kibbutz del Neguev. “Va a haber una guerra, la dijeron, y esas colonias no tienen ninguna probabilidad de salvación. Los egipcios las aplastarán, fuese cual fuese su valentía. ¿No sería más prudente hacerla regresar cerca de usted?” Golda Meir se mostró conmovida por su atención. “Se lo agradezco,respondió, pero todos los chicos y chicas de esas colonias tienen una madre. Si todas hacen regresar a sus hijos a casa, ¿quién detendrá a los egipcios?”


También cuentan que los oficiales del ejercito de Israel explotaban la ausencia de alternativas en caso de perder la guerra defendiendo la independencia de su país.”Si sois incapaces de mirar a la muerte de cara ,explicaban los oficiales a sus jóvenes reclutas, siempre podréis huir. Pero recordad que no deberéis correr un kilómetro, sino mil”.

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