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El Grupo de Trabajo Estable de Religiones de Cataluña (GTER, por sus siglas en catalán) manifiesta que “en los últimos tiempos, bastantes hechos y comentarios han suscitado conflictos y polémicas sobre la libertad de expresión y ciertos dichos y hechos que consideramos como fomento del antisemitismo, la islamofobia, la cristianofobia y otras fobias religiosas”. La entidad, que representa a las confesiones católica, judía, musulmana, ortodoxa y protestante en el territorio catalán, considera que se ha pasado de una “práctica de identificación entre religión y catolicismo a una diversidad que se hace visible por todas partes”, pero advierte de que “esa visibilidad hace que se hable más sobre las diversas religiones y no siempre positivamente”. “Las creencias religiosas son uno de los aspectos fundamentales de las personas, que vertebran, dan sentido, crean maneras de ser, tocan aquello más profundo del ser humano, y es necesario cuidar este bien en beneficio también de toda la sociedad”.
“La libertad de expresión es un bien preciado, pero no es el único derecho del que disfrutamos los humanos. Existe también la libertad religiosa, que incluye la libertad de creer, de expresar, de no ser perseguido, insultado ni vejado en las creencias religiosas”, reflexionan. “Se trata de combinar dos derechos, las dos libertades”, añaden. Aunque desde el grupo reconocen que “es evidente que hay momentos en los que la libertad de expresión y la libertad religiosa chocan”, también subrayan que “no todo vale, desde un punto de vista ético” y que “no se pueden crear tensiones inútiles, gratuitas e inadmisibles”. “Por un lado se criminaliza el racismo, la homofobia, el negacionismo; no nos permitimos reír del hambre, de la pobreza, de las violencias de género ni de los enfermos. Hay temas intocables. Pero, por otro lado, excusamos todo tipo de injurias a la religión: todo se considera permitido”, lamentan.
“No cabe duda que todos reconoce que la libertad de expresión tiene unos límites”, remarcan, pero aseguran que “muy difícilmente, los tribunales de los países democráticos emiten sentencias condenatorias por causa de las extralimitaciones de la libertad de expresión en cuanto a temas religiosos”. Por eso, reiteran su compromiso de continuar denunciando y tratando de encontrar solución a “las fobias hacia las religiones”, y no descartan recurrir a la vía judicial “para trabajar en la defensa de este aspecto fundamental de la dignidad humana”, en referencia a la libertad religiosa.