En un viaje a Africa el papa Francisco decía dirigiéndose a los religiosos: “Cuando a un sacerdote, a un religioso o religiosa se le secan las lágrimas algo no funciona. Llorar por la propia infidelidad, llorar por el dolor del mundo, llorar por la gente que está descartada, por los viejitos abandonados, por los niños asesinados, por las cosas que no entendemos, llorar cuando nos preguntan: ¿Por qué? Ninguno de nosotros tiene todos los porqué, todas las respuestas a los porqué. Hay un autor ruso que se preguntaba por qué sufren los niños, y cada vez que yo saludo a un niño con cáncer, con tumor, con una enfermedad rara pregunto: ¿por qué sufre este niño? Y yo no tengo respuesta para esto, solamente miro a Jesús en la cruz. Hay situaciones en la vida que solamente nos llevan a llorar mirando a Jesús en la cruz y esa es la única respuesta para ciertas injusticias, para ciertos dolores, para ciertas situaciones de la vida”.
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