Primo de Rivera |
El antifascismo, consigna de las masas obreras, pone en acción su mayor despliegue de propaganda contra la aparición de un grupo minúsculo de españoles, al que se presenta como el pulpo que destruirá las conquistas obreras y llevará el país a la guerra. “Pocas veces, cuenta el historiador Diaz-Plaja, ha habido un fenómeno semejante en la política mundial. Un partido, Falange, que cuenta con efectivos tan reducidos que no logra sacar más que a un diputado, en las elecciones de 1933 y ni siquiera uno en las de febrero de 1936, se asoma continuamente a la Prensa y a la Radio izquierdistas, como peligro inminente. La derecha, por su parte, desconfiará de un jefe que, repetidas veces, ha acusado a los conservadores de egoístas y ciegos ante la realidad del momento y abandonará a su suerte a Primo de Rivera que, falto de una cédula de diputado, será detenido y morirá fusilado en noviembre de 1936, condenado por un titulado Tribunal de Justicia republicano”.
Franco |
La Falange ganó la batalla; su bandera ondeó en los edificios públicos, su camisa y su saludo fueron obligatorios, el emblema del yugo y las flechas, que se copiará del similar de los Reyes Católicos, aparece en las entradas de los pueblos y en el escudo nacional. En los pueblos, las delegaciones falangistas encarrilan y vigilan las actividades deportivas, sociales, incluso festivas. Pero la verdad, dice Diaz-Plaja, es que todo es más apariencia que realidad. “Franco, a pesar de su boina y camisa azul, era, entonces, ante todo un militar que tenía que gobernar a varios grupos, unidos sólo para ganar la guerra. Pero la habilidad de Franco consistió en emplear a sus aliados(tradicionalistas,falangistas,democristianos,monárquico alfonsino)los que reputaba más oportunos en cada momento. Y así, mientras los signos exteriores de la Falange estaban en todas las fachadas de España, nunca ha habido más de tres o cuatro ministros de ese origen en los gobiernos nacionales y de 69 ministros sólo ocho han jurado el cargo luciendo la camisa azul. Fueron los que se mostraron partidarios (Girón, Solís) de una mayor ayuda material (seguros sociales, universidades laborales) al obrero”.
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