martes, 17 de octubre de 2023

Prejuicio e intolerancia

El hombre discreto o inteligente podrá sublimar o superar sus prejuicios; el estúpido, será inevitablemente presa de ellos, escribe Paul Tabori. El prejuicio es ente pasivo, la intolerancia es casi siempre activa. El prejuicio es un motivo; la intolerancia es una fuerza propulsora. El hombre de prejuicios podrá negarse a vivir entre irlandeses o japoneses; el intolerante negará que los irlandeses o los japoneses tengan siquiera derecho a vivir. A menudo ambas formas de estupidez coexisten, o una de ellas determina el desarrollo de la otra. El hombre de prejuicios quizás se rehuse a enviar sus niños a escuelas abiertas a alumnos de cualquier raza; el intolerante hará cuanto esté a su alcance para suprimirlas.


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