sábado, 14 de octubre de 2023

El caballo cambió la vida de los indios

El uso del caballo se fue extendiendo de tribu en tribu al norte de México en el periodo comprendido entre 1600 y 1740. Este simple hecho cambió las vidas de los indios a lo largo de los siglos XVIII y XIX, ya que aumentó su movilidad y redujo los costes de transporte. “El efecto inmediato que produjo en los indios conseguir unos cuantos caballos españoles mediante el intercambio o la sustracción, fue disuadirles de su mínima agricultura y que empezasen a depender del búfalo todavía más que antes. Con el caballo podían deambular largas distancias, allanar las tierras de caza de otros grupos e ir a la guerra, por lo que se convirtieron en los moradores de las llanuras”. Los indios cambiaron su dieta a base de semillas y raíces, unas cuantas plantas de cultivo y poca carne, por una compuesta básicamente por las proteínas de la carne del búfalo. El caballo también cambió las viviendas de los indios, que se trasladaron de las cabañas permanentes o semipermanentes a grandes tipis que simbolizaban la nueva vida en las Llanuras.”Una vez que se introdujeron los caballos, los tipis se hicieron más grandes (dado que los caballos podían transportar las largas estacas que hacían falta) y su territorio se expandió. La razón por la que los tipis aumentaron de tamaño fue que siempre había una provisión de piel de búfalo lista para servir de cubierta, y porque se podía usar en prácticamente cualquier terreno o clima”. 
Con anterioridad al caballo, en una estación una tribu se podía desplazar escasamente 50 millas. Pero en los tiempos ecuestres, la misma tribu podía recorrer 500 millas. Además de permitirles atravesar distancias mayores, el caballo también les permitió desplazarse con menos asiduidad, pues las tribus habilitaban campos base permanentes desde los que salían partidas en busca de comida. Debido al profundo impacto del caballo en el estilo de vida indio, no debería sorprender que su mera posesión fuera considerada un símbolo de riqueza y prestigio. A los caballos siempre se les consideró propiedad personal, con plenos derechos de intercambio y herencia. James Willard Schultz, que vivió con los pies negros, subrayó sobre ellos en la década de 1870 que “los caballos suponían la riqueza de la tribu, y quien poseyera una gran manada era comparable a los multimillonarios actuales. Estamos hablando de individuos que poseían desde cien hasta trescientos o cuatrocientos caballos”.
Referencia:El no tan salvaje Oeste escrito por Terry Lee Anderson y Peter Jensen Hill


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