miércoles, 25 de marzo de 2020

Todo lo que quedó fue un mar de sangre, millones de vidas arruinadas



“Varlam Shalámov escribió: “Yo participé en una batalla colosal, una batalla perdida por una genuina renovación de la humanidad”. Yo reconstruyo la historia de esa batalla, sus victorias y sus derrotas. La historia de cómo la gente quiso construir el Reino Celestial en la Tierra. ¡El paraíso! ¡La Ciudad del Sol! Y, al final, todo lo que quedó fue un mar de sangre, millones de vidas arruinadas”, dijo Svetlana Alexiévich en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2015. 

 Svetlana Alexiévich
En 1917, se produjo uno de aquellos hechos que marcarían la historia del siglo XX. Después de casi un año de conmociones revolucionarias los bolcheviques, liderados por Lenin, tomaban el poder. Se iniciaba así, en la antigua Rusia, una experiencia política sin precedentes que buscaba realizar los sueños de Marx referidos a la creación de un tipo de sociedad cualitativamente diferente a todo lo conocido hasta entonces, el comunismo. El resultado no fue la instauración de un paraíso terrenal sino el surgimiento del primer Estado totalitario. Al final del día, todo lo que quedó del deslumbrante sueño redentor fue, como expresó Svetlana Alexiévich en su discurso de aceptación del premio Nobel, “un mar de sangre, millones de vidas arruinadas”.


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