domingo, 29 de marzo de 2020

Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades



El Papa Francisco presidió este viernes 27 de marzo un momento extraordinario de oración por la pandemia del coronavirus en el que impartió la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo.


En el evento estuvieron el icono mariano de la Salus Populi Romani (Salud del pueblo romano) y el Cristo milagroso de San Marcelo. En su meditación, el Papa señaló que en estos días y ante la epidemia del coronavirus, “densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas”. El Papa Francisco alentó a abrazar la Cruz de Cristo, ya que en ella “hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”.



El Papa bendijo a Roma y a todo el mundo con el Santísimo Sacramento desde la puerta de la Basílica de San Pedro. Mientras duró la bendición, las campanas repicaron y la policía activó sus sirenas.

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