domingo, 15 de marzo de 2020

Los prejuicios de C. S. Lewis


Tolkien y Lewis
Tolkien se quejaba por los prejuicios anticatólicos de Lewis. “Si un luterano es encarcelado, observó Tolkien, se levanta en armas; sin embargo, si se asesinan sacerdotes católicos, se niega a creerlo y, diría yo, aun cree que se lo buscaron. Todavía queda mucho del Ulster en C. S. L., aunque él no lo sepa”.» Christopher Derrick, amigo y alumno de Lewis y autor de C. S. Lewis y la Iglesia de Roma, lo apuntó de un modo y humorístico: “Si un hombre crece en Belfast con la paranoia de que su padre llevaba la banda de la Orden de Orange, y luego recibe su primera formación en la gran escuela de Oxford, la gracia divina se encuentra con un hueso muy duro de roer”. Lo cierto es que Lewis habría negado con vehemencia que padecía algún tipo de paranoia orangista, pero no hay duda de que conservaba más de un rasgo del fanatismo de los protestantes de Belfast. En momentos de descuido, él y su hermano Warnie llamaban a los católicos irlandeses bog-trotters o bog-rats y el hecho de que estos estereotipos negativos, profundamente arraigados, procedían de su primera juventud puede deducirse de algo que Lewis escribió en su diario cuando era un colegial de diez años: “Tuvimos que ir a St. John’s (Watford), una iglesia que pretendía ser católica, pero nos daba miedo decirlo. Es el tipo de iglesia que aborrecen los protestantes irlandeses respetuosos. En ese abominable lugar de católicos hipócritas y mentirosos ingleses, la gente se santigua, se indina ante la Mesa del Señor (que ellos tienen la vanidad de llamar altar), y rezan a la Virgen”. Walter Hooper, biógrafo de Lewis, admite que el ambiente en que se crió Lewis fue un elemento “probablemente importante” para su actitud hacia el catolicismo.

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