miércoles, 17 de julio de 2019

¿Por qué tendríamos que renunciar a imponer el Bien por la fuerza?

El escritor ruso Vassili Grossman, analista del totalitarismo del siglo XX, constató: “Donde se levanta el alba del Bien, mueren niños y ancianos y corre la sangre”. ¿Por qué tendríamos que renunciar a imponer el Bien por la fuerza? Debemos renunciar a este proyecto porque corremos el peligro de que se deriven más sufrimientos que alegrías. La nobleza del fin no justifica la vileza de los medios.


En el documento titulado The National Security Strategy, del 20 de septiembre de 2002, se afirma que, aunque se desconozca el momento y el lugar de los futuros ataques enemigos, Estados Unidos está en su derecho de combatir a los enemigos potenciales, sean terroristas o sean estados favorables al terrorismo. La introducción del concepto de guerra preventiva supone una verdadera innovación en las relaciones internacionales modernas, ya que las grandes potencias, aunque nunca se habían privado de intervenir en los asuntos de los países pequeños, tampoco habían erigido nunca como principio la decisión unilateral de declarar la guerra basándose en la mera posibilidad de un ataque.

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