miércoles, 24 de julio de 2019

La empresa es una comunidad de personas que sirve a otras personas dentro de una sociedad de personas


Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, manifiesta que “la empresa es  una expresión de la sociabilidad de la persona, que necesita la relación con otras personas para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, para dar sentido a su trabajo, para prestar un servicio a los demás y a la sociedad y, en definitiva, para conocerse a sí misma y alcanzar así su plenitud como persona y como hijo de Dios…..La empresa es una comunidad de personas que sirve a otras personas dentro de una sociedad de personas; solo después de considerar esto tienen cabida los capitales, las instalaciones, la tecnología y las realidades jurídicas. Una vez sentado ese fundamento, las consecuencias empiezan a fluir. Su función social se deriva de la libertad y de la capacidad creativa de las personas, ese es el origen de la visión humanista y cristiana de la empresa. Por tanto, es evidente que la empresa es un ámbito privilegiado para el ejercicio del trabajo humano... Con razón afirmaba san Juan Pablo II que el principal recurso del hombre es, junto con la tierra, el hombre mismo, invitándonos a levantar el punto de mira, más allá de la técnica, el dinero, la organización o la eficiencia.


La función de la empresa en la sociedad, añade el profesor Ocáriz, “hay que buscarla en el servicio a la persona, que es a la vez el destinatario, el promotor, el creador y el realizador de todo lo que llevan a cabo nuestras organizaciones. Porque, al mismo tiempo que la persona domina la naturaleza, fabrica cosas y genera riqueza, se hace a sí misma, se realiza y se desarrolla… Tenemos aquí todos los componentes de la función social de las empresas: las personas, el propósito u objetivo que las mueve, la dirección del proyecto, y la inserción en el amplio ámbito de la sociedad en la que participan, a la que sirven, de cuyos recursos se nutren y a cuya prosperidad contribuyen”.

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El trabajo de las personas en la empresa es “un continuo trasvase de prestaciones. Se recibe mucho, no solo un salario, una felicitación por el desempeño o unas posibilidades de promoción, sino también conocimientos, capacidades, relaciones, amistades… Y, al mismo tiempo, se da mucho: tiempo, esfuerzo, atención, ilusión, conocimientos, experiencias… De modo que hasta los más egoístas, que quizás concibieron su trabajo exclusivamente como un medio para satisfacer sus intereses personales, acaban sirviendo a los clientes, ayudando a sus colegas, esforzándose por mejorar el rendimiento de los talentos que Dios les dio……la empresa es, sin duda, una gran transformadora de personas… para bien, o para mal”.

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