miércoles, 3 de julio de 2019

Imamoglu quiere convertir a Estambul en el motor de la transformación democrática de Turquía

Estambul
“Quien gane en Estambul, gana en Turquía”, declaró el presidente Recep Tayyip Erdogan, en la vigilia de las elecciones administrativas que dieron la victoria al candidato de la oposición, Ekrem Imamoglu. Estambul también conocida como Bizancio y Constantinopla, a lo largo de la historia ha sido capital de los Imperios romano, bizantino, latino y otomano.

Según los datos del 2017, el Producto Bruto Interno (PBI) de
 Nuevo aeropuerto Internacional de Estambul 
Estambul corresponde al 31,2% del total nacional. La gran mayoría de la población profesa el credo musulmán, pero hay otras comunidades religiosas, la mayor parte de ellas heredadas del pasado otomano. Entre ellas, figuran los ortodoxos griegos, los armenios, los siro-caldeos, los católicos levantinos y los judíos sefaradíes. Encrucijada entre Europa y Asia, situada entre tierra y mar gracias a su posición estratégica, Estambul constituye el centro económico y productivo más importante del país, en ella se emplea a más del 20% de la mano de obra del país y contribuye en un 38% al empleo en el sector industrial.

En los últimos veinte años, la metrópoli ha registrado una serie de proyectos a gran escala, sostenidos por Erdogan, que han representado un estímulo para la economía pero que corren el riesgo de desnaturalizar su rostro histórico, cultural y arquitectónico.

Ekrem Imamoglu
El nuevo alcalde Imamoglu quiere convertir a Estambul en el “motor de la transformación democrática de Turquía”, capaz de atraer inversionistas pero al mismo tiempo salvaguardando los valores de “igualdad y justicia social”. 

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