sábado, 23 de junio de 2018

Nicaragua y Don José Daniel Ortega Saavedra.

Daniel Ortega y su esposa.
En una comparecencia en la televisión oficial cubana del 22 de abril de 2009, José Daniel Ortega Saavedra, actual presidente de Nicaragua, habló de la inutilidad de las elecciones y las bondades del partido único: “En las democracias que nos han impuesto a nosotros, desde el momento que se propician partidos, se está propiciando la división de los pueblos, el pluripartidismo no es más que una manera de dividir a nuestros pueblos, las elecciones en las democracias burguesas impuestas por Occidente, son impuestas porque ahí están los yanquis, los europeos. ¿Por qué? Porque es la mejor manera de dominarnos”. Para las elecciones de 2016 los pocos partidos opositores fueron ilegalizados por decreto del Consejo Supremo Electoral, una entidad formada por militantes del partido de gobierno, y los diputados con que contaban en la Asamblea Nacional, expulsados tras la cancelación de sus escaños. De inmediato se fabricaron candidatos presidenciales de rostros desconocidos, incluido el del Partido Liberal de Alemán. Las imponentes estructuras metálicas con gigantografías de la pareja presidencial, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, candidatos a la presidencia y vicepresidencia, y ganadores de antemano, no eran ninguna señal de campaña porque siempre están allí.


El propio Ortega desterró a los observadores internacionales en junio de 2016, al ser proclamado candidato: “Observadores sinvergüenzas, aquí se acabó la observación en Nicaragua se enfrentan a un pueblo que tiene vocación antiimperialista”. Las cámaras de televisión oficiales no pudieron nunca lograr una foto aceptable de colas de ciudadanos en los recintos electorales, desiertos hasta la hora del cierre.

Los empresarios deben dedicarse exclusivamente a sus
negocios, sin los temores y amenazas del pasado; pero a condición de que no intervengan en política. Atravesar la línea es perder las garantías y exponerse a riesgos. Al tomar posesión para su tercer período presidencial en enero de 2016, Ortega no habló de otra cosa que de esta alianza, que se justifica como tripartita, gobierno, empresarios y trabajadores. Pero no hay tercera parte. Los sindicatos que participan en algunas negociaciones, entre ellas el salario mínimo, son fieles al partido de gobierno y sólo obedecen sus órdenes.

Lago de Nicaragua.
El informe de Riqueza 2014 de Wealth-X y UBS establece que el número de multimillonarios había crecido en Nicaragua un 11.1 por ciento en 2013. Y el estudio Privilegios que niegan derechos de Oxfam indica que la riqueza concentrada en esas muy pocas manos, unos 30.000 millones de dólares, “representa 76 veces lo que se destina para el gasto público en educación, la proporción más elevada a nivel de América Latina y el Caribe”.

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