viernes, 8 de junio de 2018

La ciencia es obra de los hombres y, como tal, falible.

Karl Popper
Karl Popper dice que la ciencia es obra de los hombres y, como tal, falible. Pues bien, precisamente la conciencia de esa falibilidad de la ciencia es lo que distingue al científico del cientifista. Porque si algo puede decirse del cientifismo es que se trata de una fe ciega, dogmática, en la ciencia. Y esa fe ciega es algo ajeno al verdadero científico.

La ciencia se compone de teorías que son obra nuestra.
Nosotros hacemos las teorías, salimos al mundo con ellas, analizamos activamente el mundo y miramos qué información podemos sacar de él, qué información podemos arrancarle. El mundo no nos proporciona ninguna información a menos que nos plantemos ante él con nuestro cuestionario, preguntamos al mundo si esta teoría, la otra o la de más allá es verdadera o falsa. Y luego sometemos a un examen a fondo esas preguntas, sin alcanzar nunca una seguridad total. En la ciencia podemos aspirar a la verdad y de hecho así lo hacemos. La verdad es el valor que todo lo fundamenta. Lo que no podemos alcanzar es la seguridad. Forzosamente debemos renunciar a ella. Nunca podremos tener seguridad, nunca podremos tener certeza. Todo lo que podemos hacer es comprobar mediante el ejercicio de la autocrítica nuestras propias teorías, las teorías que nosotros mismos hemos creado, e intentar destruirlas, rebatirlas.

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