jueves, 2 de marzo de 2017

Al Ejército de Flandes se le conoció siempre como “el Ejército Católico”

La avinagrada monja que escribió
s’Hertogenbosch
el relato de la estancia de los españoles en s’Hertogenbosch después de 1568 anotó todos los crímenes que razonablemente podían imputarse a los soldados, pero tuvo que admitir que “tenían un gran respeto por el Santísimo Sacramento y eran devotos en las iglesias y favorecían al clero y no le hacían daño”. Al Ejército de Flandes se le conoció siempre como “el Ejército Católico”; era el ejército del “Rey Católico”. 

Geoffrey Parker 
Cuenta el historiador británico Geoffrey Parker que en 1589 se estableció entre los soldados por bula papal una “Cofradía del Santísimo Sacramento”, y pronto se desarrollaron otras asociaciones religiosas para soldados, particularmente en las guarniciones de ciudad. Los enemigos se sorprendían siempre ante las muchas efigies religiosas, crucifijos, Agnus Dei y otras reproducciones parecidas que llevaban los españoles muertos en combate; mandas de muchos soldados a cofradías y monasterios que ellos apadrinaban y el dinero dejado para buenas obras y para distribuir en limosnas son testimonio de piedad, por lo menos, en el lecho de muerte. El soldado tenía que vivir con
el peligro diario de una muerte violenta y repentina; no debe extrañar que mantuviera fija la mirada en la posibilidad de ganar un más allá confortable en el que su iglesia le enseñaba a esperar. La caridad y la piedad estaban de hecho íntimamente asociadas entre las tropas con el temor a la muerte. En otras ocasiones se comportaban como brutos.

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