sábado, 25 de febrero de 2017

El crimen político.


Crímenes políticos.
El valor de una vida humana no es absoluto en las diferentes épocas y los diferentes espacios, cada época lo mide de otro modo, la moral siempre es relativa, cuenta Stefan Zweig. Nuestro mundo es mucho más indulgente con el crimen político de lo que lo fue el siglo XIX, y del mismo modo el siglo XVI no fue una época de grandes reparos. Los escrúpulos de conciencia eran completamente ajenos a una época que no extraía su moral de las Sagradas Escrituras, sino de Maquiavelo: quien quería un trono no solía agobiarse
Maquiavelo.
mucho con consideraciones sentimentales y fijarse en si sus peldaños aún estaban mojados con sangre derramada. Al fin y al cabo, la escena de Ricardo III en la que la reina tiende la mano al hombre que sabe un asesino es obra de un contemporáneo, y a los espectadores no les parecía en absoluto inverosímil. Para ser rey, uno asesinaba, envenenaba a su padre, a su hermano, se lanzaba a la guerra a miles de inocentes, se arrebataba, se eliminaba sin preguntar por el derecho, y casi no se encuentra una sola casa real en la Europa de entonces en la que no se cometieran abiertamente tales crímenes.
Stefan Zweig
Cuando había una corona en juego, niños de catorce años se casaban con matronas de cincuenta y muchachas impúberes con ancianos que podían ser sus abuelos, no se preguntaba demasiado por la virtud, la belleza, la dignidad y la moral, se contraía matrimonio con imbéciles, jorobados y paralíticos, sifilíticos, lisiados y criminales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario