domingo, 19 de abril de 2020

Para Aristóteles la causalidad es la estructura de la realización en lo eterno, en la eternidad, fuera del tiempo


Aristóteles
La teoría de la causalidad, de Aristóteles, constituye el polo opuesto de la teoría de la causalidad entre nosotros los modernos de hoy, escribe el filósofo García Morente. “Para nosotros los modernos la causalidad es la notación de los sucesos que acontecen a lo largo del tiempo, en el mundo, según leyes regulares; pero para Aristóteles no hay nada más opuesto que esta concepción de la causalidad. Para él la causalidad no es la notación de la sucesión de las cosas en el tiempo, regularmente concatenadas unas con otras. Aristóteles no tiene de la causalidad la idea que Hume. La causalidad para él es la estructura de la realización en lo eterno, en la eternidad, fuera del tiempo. Dios crea el mundo lo mismo que un artífice hace su obra; pero como Dios no está en el tiempo, crea su obra con sólo pensarla. Su actividad es sólo pensar (pensar pensamientos), es ese “pensamiento de los pensamientos”. Así Dios es la esencia de las cosas realizadas en este mundo. Por eso la concepción aristotélica de la causalidad es una concepción genética interna de la cosa misma, pero no es evolutiva en el tiempo, en el sentido de la sucesión, como es para nosotros en la física actual”.

Para Aristóteles también la naturaleza, el mundo, las cosas son inteligibles. Podemos comprenderlas, es decir, conocer sus esencias. Las concebimos metafísicamente, como impregnadas de inteligibilidad; y esa impregnación se debe a su origen inteligente; son la obra de un Dios inteligente.

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