sábado, 25 de abril de 2020

El uso del velo no fue exclusivo de las primeras comunidades islámicas




Mahoma, considerado como el último de los profetas, instauraba el islam, un nuevo credo que bebía de las fuentes judía y cristiana. Mahoma fundó una nueva forma de vida, una comunidad distinta que, sin embargo, enraizaba sus orígenes no solo en las otras dos religiones adoradoras de un solo Dios, también sentaba sus bases en las tribus y pueblos árabes preislámicos. En esta nueva religión, la mujer fue relegada desde el principio a roles secundarios. Recluida en el harén o en un hogar monógamo, el velo terminó de esconderlas de las miradas ajenas. El uso del velo no fue exclusivo de las primeras comunidades islámicas, de hecho, fue uno de los elementos que heredó de otros pueblos, pero así como en otros lugares como Bizancio terminaría desapareciendo, en el islam ha sobrevivido hasta nuestros días, convirtiéndose en un símbolo de diferenciación religiosa y en un objeto controvertido en las sociedades modernas con las que entra en conflicto.
La emperatriz bizantina Irene
La emperatriz bizantina Irene, dispuesta a cumplir con la costumbre de velar su cuerpo, llegó incluso a cubrirse las manos con guantes de manera habitual. Práctica que heredaron en mayor o menor grado las comunidades islámicas manteniéndola incluso en el presente. También muchos pueblos de Arabia consideraban el uso del velo en las mujeres como un signo de distinción.

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