viernes, 14 de febrero de 2020

Politique du ventre



Cuenta el periodista y escritor Ryszard Kapuściński que el pequeño y modesto funcionario de correos de Manchester, al llegar a Tanganica recibía un chalet con jardín y piscina, coches, servidumbre, vacaciones en Europa, etc. La burocracia colonial llevaba una vida realmente estupenda. Y he aquí que de la noche a la mañana los habitantes de la colonia obtienen la independencia. Se hacen cargo de un Estado colonial organizado. Incluso se esfuerzan para que en él nada cambie, pues ese Estado otorga a los burócratas unos privilegios fantásticos a los que los nuevos dueños, naturalmente, no quieren renunciar. Ayer pobres y humillados, hoy ya son unos elegidos, ocupan altos puestos y tienen llena la bolsa. Este origen colonial del Estado africano, en el que el funcionario europeo recibía salarios desmesurados y más allá de todo sentido común; y los lugareños adoptaron este sistema sin modificaciones, hizo que la lucha por el poder en el África independiente cobrase enseguida un carácter extraordinariamente feroz y despiadado. De golpe, en un instante, nace allí una nueva clase gobernante, burguesía burocrática, que no produce nada, no crea ninguna riqueza sino que gobierna a la colectividad y disfruta de privilegios. La ley del siglo XX, la de la prisa vertiginosa, funcionó también en este caso. Tiempo ha, habían hecho falta largas décadas, incluso siglos para que se formase una clase social; aquí, en cambio, bastaron pocos días. Los franceses, que habían observado con irónica expectativa esta lucha por un sitio en la nueva clase, llamaron a este fenómeno la politique du ventre, hasta tal punto un cargo político iba ligado a beneficios económicos desorbitados.

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