miércoles, 12 de febrero de 2020

La recuperación económica de Europa fue el fenómeno más espectacular de la posguerra



En parte gracias al Plan Marshall, en parte gracias a la propia iniciativa e inteligencia de los europeos, la recuperación económica de Europa fue el fenómeno más espectacular de la posguerra. Los obreros alemanes trabajaron como voluntarios en la reconstrucción de las fábricas en que habían trabajado. Las mujeres retiraban escombros, o rescataban sin el menor interés propio objetos de valor. Las ciudades fueron reconstruidas de una manera pragmática, siguiendo los antiguos trazados, pero sin pensar en el lujo. Los grandes edificios emblemáticos, desde la catedral de Colonia a la Ópera de Viena, serían reconstruidos y con la máxima fidelidad. Europa se recuperaba sin alardes, pero con sentido práctico. En Gran Bretaña se mantuvo el sistema de racionamiento hasta 1948. El gobierno laborista hubo de tropezar con grandes dificultades, y al fin fue necesario devaluar la libra esterlina, pero se fue alcanzando la estabilidad económica, y la reconstrucción fue un hecho. Tres años después de la guerra, no quedaba un edificio en ruinas. En Francia, la Cuarta República se organizó con mayoría de los partidos de izquierdas, pero fueron cobrando importancia nuevos grupos afines a la democracia cristiana con Bidault. Hacia 1950, se alcanzó el nivel de preguerra. Italia decidió, mediante referéndum, erigirse en república, pero De Gasperi y sus demócrata-cristianos realizaron una importante política social y de reconstrucción, hasta consagrar el llamado “milagro italiano”. 


Alemania Occidental se constituyó en 1949 en República Federal Alemana, que, aun con tropas de ocupación, fue una entidad soberana, dotada de una eficaz administración y unos excelentes seguros sociales. Cuenta el historiador José Luis Comellas que en general, se tendió a crear en todas partes un estado del bienestar, con amplia intervención del sector público para ayudar a las clases menos favorecidas, y ello contribuyó decisivamente a evitar la evolución hacia el comunismo. Por los años 50, Europa occidental no solo se había reconstruido, sino que era mucho más solidaria, se atisbaban crecientes signos de vinculación entre las naciones, y se había alcanzado o superado el nivel económico de antes de la guerra.

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