miércoles, 10 de enero de 2018

Las mutaciones del ADN posibilitan la evolución de los organismos.

El genoma humano, es decir, el ADN que cada humano hereda de su progenitor, tiene tres mil millones de letras genéticas. Si quisiéramos imprimir un genoma humano necesitaríamos mil libros, de mil páginas cada uno, con tres mil letras en cada página (equivalente a unas quinientas palabras).



La población humana está formada por más de seis mil millones de personas. Dice el profesor Francisco José Ayala Pereda que basta con que se diera una mutación en cada millón de individuos para que los humanos llevaran colectivamente seis mil nuevas mutaciones por cada posible mutación. Las mutaciones del ADN posibilitan la evolución de los organismos. Pero añade Ayala que si las mutaciones fueran mucho más frecuentes de lo que son, provocarían múltiples defectos e incluso una desorganización total. Es
Ayala Pereda
más probable que las mutaciones causen defectos o enfermedades que beneficios, porque desorganizan la secuencia de ADN establecida de un organismo, la cual ha sido seleccionada a través de miles de generaciones para facilitar su supervivencia y reproducción en el entorno en que vive. Sin embargo el proceso de mutación proporciona a cada generación numerosas variaciones genéticas que, mientras no son letales o muy dañinas, se añaden a las mutaciones arrastradas desde generaciones previas. Esto quiere decir que las especies no están formadas por individuos genéticamente homogéneos sino, más bien, por individuos que difieren entre sí por numerosas variaciones. Por tanto, no sorprende ver que ante nuevos desafíos medioambientales, las especies puedan adaptarse a ellos. Por ejemplo, más de cien especies de insectos han desarrollado una resistencia al pesticida DDT en las partes del mundo en donde se ha usado intensamente. Aunque estos insectos nunca se habían encontrado con este componente sintético en su pasada historia evolutiva, las mutaciones preexistentes permitieron que algunos sobrevivieran ante la presencia de DDT. Esta adaptación se multiplicó rápidamente mediante selección natural porque sólo los insectos resistentes al DDT sobrevivieron y crearon a las generaciones siguientes. La resistencia a enfermedades causadas por bacterias y otros parásitos ante los antibióticos y otros fármacos es una consecuencia del mismo proceso.

Si quisiéramos imprimir un genoma humano necesitaríamos mil libros, de mil páginas cada uno, con tres mil letras en cada página 

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