Las personas que han padecido la tragedia del aborto quedan heridas en una parte muy profunda de su memoria e identidad. Los efectos que tiene el aborto en una persona son devastadores; ansiedad, noches sin dormir, cambio de humor, irritación, tristeza, depresión. Aunque pasen muchos años, la herida no se cierra. Por este motivo en EE.UU. desde hace muchos años se puso en marcha un proyecto de sanación psicológica y espiritual que, además de la confesión sacramental, ayude a las personas a perdonarse a sí mismas. Se llama proyecto Raquel por la alusión del evangelio a Raquel, que llora por sus hijos que no vivirán más (cfr. Mt 2, 18), escribe José Manuel Horcajo Lucas en su libro Al cruzar el puente. Aunque hayan pasado muchos años y haya sido perdonada por Dios, cuenta Horcajo, la mujer sigue sintiendo un pesar muy hondo que no sabe ni expresar. En el fondo, no se perdona a sí misma.
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