domingo, 15 de septiembre de 2024

La Inquisición española no fue demasiado distinta de otros tribunales existentes en toda Europa

La Inquisición española, establecida por los Reyes Católicos a fines del siglo XV, no fue demasiado distinta de otros tribunales, eclesiásticos o seculares, existentes en toda Europa. Ni el número total de víctimas fue mucho menor que las de las luchas religiosas en Francia, Inglaterra o Alemania. Ni  su rigor hubiera casi enteramente desaparecido durante el siglo XVIII, mientras se mantenían los terribles procesos de brujería en la Europa central. Ni que todavía a fines del siglo XVIII se castigaran delitos religiosos con mayor crueldad en otras partes. Por otra parte, el hecho de que la fase activa de la Inquisición coincidiese con el Siglo de Oro no ha impedido que se la considere responsable del atraso cultural de España. Ni se ha tenido en cuenta que las ejecuciones de intelectuales más notables, como Thomas Moro, Vanini, Miguel Servet, Giordano Brun,  fuesen ajenas a la Inquisición española. Ciertamente era ésta una institución particularmente repulsiva, aunque no más que otras prácticamente olvidadas; o que otras formas de opresión y barbarie de carácter menos permanente, pero mucho más sangriento, como las persecuciones religiosas de Inglaterra, entre Enrique VIII e Isabel I, y aun después; o las guerras en Francia y Alemania, de impresionante ferocidad, escribe Julián Marías en su libro España inteligible. 


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